En el mundo del vino, Alsacia es algo así como un secreto privilegiado. Protegida por las montañas de los Vosgos en la frontera entre Francia y Alemania, esta encantadora región está llena de idílicos pueblos medievales que son la cuna de algunos de los vinos blancos aromáticos más fascinantes y dignos de ser envejecidos del mundo.

Como muchos alsacianos atestiguan, la clave del éxito de la región es el clima extraordinariamente seco y soleado gracias a la sombra pluvial creada por las montañas de los Vosgos. A pesar de su latitud norte de 47,5 grados que comparte con París, Seattle y Múnich, Alsacia tiene el clima más seco de las clásicas regiones vinícolas francesas. La precipitación media anual es de 610 mm en Estrasburgo, mientras que en Dijon, en Borgoña, es de 768 mm y en Burdeos es de 931 mm en un año habitual.

Los más preciados viñedos de Alsacia suelen estar situados en laderas escarpadas que deben ser trabajadas con valentía y determinación, pero que son capaces de producir resultados impresionantes. Estas laderas se adaptan bien a las variedades de vino blanco típicas de Alsacia, Riesling, Gewurztraminer y Pinot Gris, que actúan como solana durante el día mientras aseguran que las temperaturas bajen por la noche. Esto asegura una madurez óptima, preservando al mismo tiempo los delicados aromas y la vibrante frescura que son la marca indiscutible de la región.

Esta región es productora de vino desde los tiempos del Imperio Romano y actualmente muestra su herencia francesa y alemana con sus típicos vinos blancos secos y robustos. Éstos se fermentan en grandes barricas de roble para crear vinos con cuerpo que combinan a la perfección con los platos típicos de Alsacia como la tarta flambeada, el chucrut y el cerdo.

Alsacia tiene actualmente 51 Grand Crus con los mejores vinos que combinan desde el más sureño Haut-Rhin que es el hogar de dos tercios de los viñedos Grand Cru. También existen dos categorías de vinos de cosecha tardía, los Vendanges Tardives que siempre son dulces y los Sélections de Grains Nobles que pueden variar de secos a muy dulces. Los vinos de estas denominaciones están entre los más buscados y con mayor tradición en Alsacia.

Alsacia fue la cuna de la viticultura biodinámica en Francia en 1924, por lo que no es de extrañar que albergue la mayor concentración de bodegas biodinámicas del país. Entre las principales fincas alsacianas se encuentran el productor biodinámico Zind-Humbrecht, con un estilo de la casa generoso y opulento, y Trimbach, Ostertag y Hugel, que elaboran vinos etéreos y minerales de Riesling y Gewurztraminer.